Artrosis Dorsal

La práctica de la vida cotidiana y la vorágine en la que estamos introducidos, nos obliga a enfrentar los años con un esqueleto apto y sin dolores.
Esto no resulta posible de llevar a cabo para el que padece artrósis dorsal ya que esta afección provoca dolores, no solo en el lugar mismo de la vértebra afectada, sino también produce irradiaciones que como un cinturón abraza y oprime a quien lo sufre.


Generalmente la lesión no reviste gravedad, los episodios pueden ser agudos, en particular cuando el individuo ha realizado algún esfuerzo.
Como es sabido, la artrósis es el desgaste de una articulación; el producto de ese desgaste se traduce en ácidos cálcicos que se denominan osteofitos a los que el común de la gente conoce como "pico de loro". Estos picos en ocasiones se movilizan y se desplazan ubicándose sobre algún nervio, provocando los dolores mencionados.


Es más frecuente encontrar estos problemas en personas de más de cuarenta años, siendo a su vez más propensas las mujeres que los hombres a padecerlas. Pareciera ser que las hormonas y la edad menopáusica juegan un rol importante en esta afección.
Los dolores se localizan por lo general en la zona de los omóplatos aumentando con la respiración, porque al tomar aire, se expande el tórax aumentando la compresión del nervio afectado.
Los pacientes aquejan dolores intensos, como una acuchillada que va desde la espalda al pecho; por lo que piensan siempre, equivocadamente, en algún problema pulmonar o cardíaco.
Los tratamientos existentes se basan fundamentalmente en la descompresión del nervio afectado.